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COGAM, TEATRO Y JUEGO

    Hace pocos meses estrenamos en COGAM un nuevo Taller de Teatro. Nuestra meta: aproximarnos al mundo de la interpretación, probar, experimentar y conocer la sensación de actuara través de pequeñas historias que nos permitan conectar con emociones auténticas.

    Planteamosla actividad como un lugar de encuentro para el Juego,una oportunidad de conectar con el niño que nos habita y descubrir, reconocer y romper nuestros límites, superar nuestra frontera emocional, expandirnos, crecer. …

    
    ¿Cómo? A través de la música, el baile, del contacto con el otro, de la emoción desenterrada desde el juego de la improvisación, el conflicto, el deseo… Y de tres elementos que nos sirven de referencia: la escucha, el compromiso y la emoción.  La escucha propia y del otro, el silencio creativo y la generosidad a la hora de dar y recibir. El compromiso, el hacernos cargo de la tarea, jugar muy en serio nuestro juego. Y la emoción, conectar con nuestra verdad y lo que nos ocurre por dentro, dejarlo fluir y ofrecerlo como regalo al espectador.


    Reconocemos el miedo, la duda sobre “la posibilidad de ser” actores… Conocemos la dificultad el pudor, la vergüenza, pero descubrimos la absoluta satisfacción de la superación y la sensación de vértigo que esta provoca. Entendemos que, en realidad “ya somos actores”, y que todos tenemos un niño dentro que disfrutó jugando, actuando. Ahora vamos a liberar a ese niño escondido y silenciado, vamos a ofrecerle la oportunidad de volver a jugar en un nuevo entorno, con nuevos amigos y nuevos juegos. Vamos a permitir que se exprese y nos emocione a través de su emoción y de su verdad.

    
Lo  que se planteaba como un pequeño grupo estable se ha convertido en una actividad libre y abierta con compañeros que entran, salen, permanecen… Que nos ofrecen compartir su diversidad y riqueza. Buen momento para expresar el agradecimiento a todos los que cada semana nos regalan, con absoluta generosidad, sus emociones y su verdad.

    Nos reunimos quincenalmente en la sede de Cogam. Si quieres conocernos, curiosear, unirte a nosotros… no lo dudes y no tardes. Te esperamos.


Eduardo Campos
Coordinador del Taller de Teatro de COGAM
Contacto: teatrocogam.es

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POR QUÉ ES NECESARIO REIVINDICAR LA BISEXUALIDAD

Vivimos en una sociedad en la que cada vez están más aceptadas las relaciones entre personas del mismo sexo. Pero algo que de por sí es una buena noticia ha tenido como contrapartida que cada vez haya una menor reivindicación de las orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad. En las mismas calles de Madrid no es raro ver parejas de chicos o chicas expresando su amor con libertad, algo que hace treinta años solo se podía soñar. No hace falta que estas parejas nos digan su orientación sexual, nosotros ya vamos a asumir que son gais o lesbianas, pero… ¿es esto realmente así? No, al igual que tampoco tienen por qué ser heterosexuales todas las personas en pareja con alguien de otro sexo.
 
    La diversidad humana goza de un amplísimo espectro de afectividades más allá de la homosexualidad y la heterosexualidad, algo que puede resultar complejo de denominar por medio de nuestro lenguaje. Debido a esta complejidad, en COGAM y en las demás entidades pertenecientes a FELGTB definimos bisexualidad de una forma muy abierta acuñada por la activista Robyn Ochs en 2010: La bisexualidad es la orientación sexual de quienes sienten atracción sexual, emocional y/o romántica hacia personas de más de un género y/o sexo, no necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera ni con la misma intensidad. Esto implica que las personas bisexuales podemos sentirnos atraídas hacia personas cis, personas trans (incluyendo personas de género no binario), personas intersexuales etc.  más allá del binario hombre-mujer. Por supuesto, hay otras orientaciones no monosexuales como la pansexualidad o la plurisexualidad con distintos matices. Pero en este artículo no vamos a profundizar en este tema.
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Violencia doméstica (intragénero)

    La violencia intragénero es aquella que se produce en el ámbito de parejas o ex-parejas del mismo sexo/género y puede ser -como todas las violencias- psicológica, física, sexual, económica, etc. Es una conducta puesta en marcha por uno/a de los/as integrantes para controlar y/o someter a la persona.
    En este texto referiré a lesbianas, gais y bisexuales con las siglas LGB, no obstante, al hablar de LGBTfobia incluyo también a las personas transexuales, puesto que la transfobia juega un papel fundamental en la violencia contra el colectivo en su conjunto. En el caso de personas transexuales heterosexuales, la violencia que puedan sufrir queda recogida tanto en la violencia doméstica (en el caso de hombres trans) como en la violencia de género (en el caso de mujeres trans).
    En las relaciones de pareja se tiende a asociar como amor conductas que, en muchos casos, son la semilla de la violencia. Y así los celos, la posesividad, la abnegación y los conflictos se ven como algo positivo y engrandecedor del amor. Este modelo de relación de pareja, de amor, responde a la necesidad histórica del sistema patriarcal de generar una jerarquía en las relaciones, situando al hombre por encima de la mujer. La primera oportunidad de ejercer violencia viene dada por el hecho de que una de las partes se sienta legitimada para ejercer violencia sobre la otra y, que considere que ese comportamiento violento es el medio de lograr el fin que se propone.

    En el caso de la violencia de género el reparto de poder se hace de una forma determinante a través del sexismo. En la violencia intragénero este reparto atiende a otras variables como pueden ser el nivel de estudios, económico, la raza, la situación administrativa en el país de residencia, la salud, la edad, la visibilidad, etc.
    La LGBTfobia contribuye a encerrar a las parejas del mismo sexo (en las que existen rasgos de violencia intragénero) en sí mismas, aislándose del entorno, provocando aún más vulnerabilidad al entender que el enemigo de fuera -el que les rechaza por su orientación o identidad- es más peligroso que el que se tiene en casa, puesto que este último al menos nos comprende y comparte condición. Esto es especialmente grave cuando se vive en entornos rurales o cuando la relación y/o la orientación sexual no son públicas.
    No hay que perder de vista que la violencia es responsabilidad únicamente de quien maltrata, que en su mano está ejercerla o desaprenderla.
    La violencia intragénero no se articula en torno al sexismo ni a la desigualdad de poder entre mujeres y hombres. Por tanto, aunque algunas de las manifestaciones de violencia intragénero coincidan con las de violencia de género, no es menos cierto que existen especificidades que le son propias, además de un origen distinto.
    No es mi intención debatir sobre los términos violencia de género, violencia intragénero, violencia doméstica, etc puesto que lo mas relevante es el significado que le atribuimos a cada término. Existen diferentes tipos de violencias, con diferentes causas y diferentes necesidades de respuesta y eso es un hecho incontestable. La violencia de género está reconocida y protegida gracias a las campañas y a la ley integral.
    La violencia doméstica está recogida en el ordenamiento jurídico español, y estaría bien visibilizar los recursos jurídicos existentes e informar a las personas LGB de los mecanismos de defensa que tienen. La violencia de género y la violencia doméstica no son mutuamente excluyentes, y por tanto, deben ser atendidas de forma distinta. Una ley genérica sobre violencia doméstica dejaría fuera muchos casos de violencia de género y viceversa.
    Para la violencia doméstica los recursos existentes son aquellos planteados en el Código Penal: penas de prisión, multas, órdenes de alejamiento. Los recursos públicos varían de una comunidad autónoma a otra. Podemos encontrar desde servicios de violencia de género. centros de atención a víctimas, servicios sociales con programas de atención a violencia doméstica, etc. hasta lugares donde no hay prácticamente nada.
    Yo mismo soy víctima de violencia doméstica (intragenero) desde hace 4 años. Lo que me pasó fue una agresión brutal por parte de un compañero de piso también él gay. Esa agresión me llevo a un fuerte estado de estrés psico-físico al que luego se añadieron otros factores de debilidad: me echaron del piso que tenía alquilado, me hicieron acoso laboral (ya que se habían enterado de lo sucedido, debido a las muchas ausencias que hacia entre las visitas médicas y el juicio que tuve) y fui el único al que no se le renovó el contrato de trabajo. Para mi fue un año terrible, aunque tuve la suerte de acudir a los servicios sociales y obtener una orden de alejamiento. Muchos de mis amigos me aconsejaron volver a Italia para superar todo eso, pero yo al ser muy testarudo, decidí quedarme a Madrid para resolver todo de una manera definitiva. Con mi ejemplo quería ayudar a las personas que habían sufrido eso tipo de violencia.
    Por supuesto todo eso no se supera con facilidad, pero se puede hacer. Y una muestra de ello es el texto que escribo, firmo y publico hoy.

Andrea Puggelli (@aikkomad)
Activista italiano LGBTQI

* Publicado originalmente en: 20 MINUTOS